Hola, mi nombre es Ximena
Nombre que casualmente significa "la que escucha" en latín. Parece que muchos de nuestros padres no son conscientes de que al ponernos un nombre nos están entregando también un destino, pero así son las cosas.
Escuchar es parte de lo que hago, parte de mi karma, dharma y más. También es el regalo mediante el cual puedo sentirme conectada con la vida y con Dios.
Durante la mayor parte de mi vida asocié esta escucha con lo que sucede a través de nuestros oídos, pero hoy en día lo veo más como un don general de conciencia y presencia, una escucha que sucede con todos los sentidos, e incluso más allá de los sentidos. Una escucha que viene del cuerpo y del corazón.
Durante la última década dediqué mi vida a aprender a escuchar a mi Corazón y, en él, escuchar la “voz” de Dios y la creación a través de la meditación, el yoga y otras tradiciones espirituales. Luego, un par de años atrás, se produjo un nuevo desarrollo de este don de la escucha, cuando me di cuenta de que todavía no había extendido esta cortesía a alguien que tenía mucho que decir, y mucha sabiduría que impartir: mi cuerpo. Esto me llevó a abrirme a una nueva rama de expansión personal a través de la conciencia somática y la expresión emocional y, sinceramente, nunca me he sentido en mayor sintonía conmigo misma y con mi propio camino como lo hago ahora.
Mi anhelo es poner este don de escuchar, junto con todas las habilidades espirituales, somáticas y humanas que he reunido a lo largo del camino, a tu servicio, y al de tu ser más elevado.
Un día el sol admitió,
Soy simplemente una sombra.
¡Cómo desearía mostrarte
La infinita incandescencia
Que ha creado mi imagen!
Como desearía mostrarte,
Cuando te sientes sola o en la oscuridad,
La asombrosa Luz
De tu propio Ser.
-Hafiz